McKinsey Global Institute revela las claves para el crecimiento económico en Panamá

En su más reciente informe “¿Dependencia y despoblación? Enfrentando las consecuencias de una nueva realidad demográfica”, McKinsey Global Institute destaca que el declive de las tasas de natalidad es severo, de largo alcance y afectará tanto a las economías emergentes como a las avanzadas. A menos que se actúe ahora, las olas demográficas venideras no sólo impactarán el crecimiento del PIB, sino también los mercados laborales, los sistemas de pensiones, la transferencia de riqueza y el mapa de consumo, alterando fundamentalmente el funcionamiento de las sociedades.

Panamá refleja estos desafíos. Aunque se proyecta un crecimiento poblacional del 32% para 2100 en un escenario base (26% en un escenario sin migración), el país enfrenta un envejecimiento acelerado. La relación de soporte —el número de personas en edad laboral por cada persona mayor de 65 años— disminuirá significativamente para 2050, reflejando un cambio demográfico crítico. Este envejecimiento reducirá la contribución del cambio en la estructura etaria al crecimiento del PIB per cápita, que pasará de sumar 0.3 puntos porcentuales anuales entre 1997 y 2023 a no tener ningún impacto neto en el período 2023-2050.

A medida que las tasas de natalidad disminuyen a nivel mundial, el número de personas en edad laboral por persona mayor caerá en todas partes. En 1997, la relación de soporte global era de 9.4 —más de nueve personas en edad laboral por cada adulto mayor. Hoy, esta relación es de 6.5 y para 2050 se espera que caiga a 3.9. Las regiones avanzadas como Europa Occidental y Asia Avanzada enfrentarán ratios por debajo de 2.0, mientras que las economías emergentes, como las de América Latina, incluido Panamá, enfrentarán desafíos similares a mediados de siglo.

Para Panamá, esto significa priorizar reformas estructurales. Programas de cuidado infantil y de adultos mayores podrían aumentar la participación laboral, mientras que estrategias de migración dirigidas podrían atraer trabajadores calificados para cubrir brechas laborales. 

Las empresas también necesitarán adaptarse, comprometiéndose con consumidores mayores y gestionando de manera creativa una fuerza laboral envejecida, mientras que los responsables de políticas se centran en innovaciones en pensiones, planificación urbana y salud pública para apoyar una longevidad saludable.

Incluso mientras las sociedades entienden las implicaciones a largo plazo de los cambios demográficos, las soluciones a corto plazo siguen siendo viables. Un esfuerzo coordinado para aumentar la productividad y fomentar la inclusión podría mitigar los riesgos económicos que plantean estos cambios demográficos.

Puedes conocer más del informe presionando nuestro enlace:

“¿Dependencia y despoblación? Enfrentando las consecuencias de una nueva realidad demográfica”

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